Uno de los principales motivos de consulta al dentista es la retracción de encías. El paciente, en general, viene asustado porque ha notado que en los últimos tiempos los dientes se le ven más largos. Esto se debe a que la encía ha bajado o subido, en función de si se trata de la mandíbula o del maxilar.

Existen varios motivos por los que se retraen las encías, y pasa con frecuencia que el paciente acude a nosotros con un diagnóstico erróneo. Por este motivo vamos a repasar las distintas causas en detalle para intentar despejar algunas dudas y bastantes mitos. Para ello es imprescindible empezar con un poco de anatomía dental, ¡lo siento!

Lo primero que el paciente debe entender es que lo que soporta a la encía es el hueso.

Sin embargo, tal y como se aprecia en la imagen que tenéis a continuación, no siempre hay hueso debajo de la encía y esa es la única razón por la que ésta se mueve. Es responsabilidad del dentista averiguar por qué razón debajo de esa encía (ahora malposicionada) no hay hueso, ya que en la respuesta a esta pregunta se halla el diagnóstico.

 

 

¿Qué situaciones provocan la ausencia de soporte óseo alrededor del diente?

  • Causas naturales:

En muchas ocasiones, y de forma natural, la raíz de los dientes no está rodeada de hueso en toda su superficie. Esto sucede sobre todo en la zona de los incisivos inferiores, donde el grosor de las raíces suele ser mayor a la anchura natural del hueso. También pasa nivel de los caninos por la misma razón. La raíz de estos dientes es tan gruesa y sobresale tanto que sobrepasa los límites del hueso quedando en parte expuesta.

  • Malposiciones dentales:

Cuando los dientes no están bien puestos, aquellos que se encuentran por fuera del arco dental natural suelen sobrepasar los límites del hueso que soporta a los dientes y en consecuencia pueden presentar recesiones.

  • Enfermedad periodontal:

Finalmente tenemos la causa más grave de pérdida de hueso, que es la enfermedad periodontal. Es lo que se conoce como retracción patológica para diferenciarla de la traumática o la ortodóntica. La enfermedad periodontal o periodontitis es la pérdida de las estructuras que soportan el diente, incluido el hueso, como consecuencia de una enfermedad inflamatoria causada por bacterias. Muchas veces se confunden las retracciones producidas por trauma de cepillado u ortodoncia con enfermedad periodontal. Sin embargo, el diagnóstico diferencial suele ser sencillo ya que cuando la retracción es patológica o periodontal, la papila, que es el espacio triangular que hay entre los dientes, también se ve afectado.

 

Ahora que ya sabemos las causas que provocan que no haya hueso debajo de la encía, la siguiente pregunta sería: ¿significa eso que irremediablemente en estas situaciones la encía cambiará de posición?

La respuesta no es dicotómica, pero en general vamos a decir que SÍ.

Solo en un contexto, esto es más difícil que suceda y es cuando el paciente tiene lo que se conoce como un biotopo grueso, que para que lo entendáis, es una encía muy gorda. Algunos de estos problemas, dependiendo del caso se pueden solucionar con implantes dentales. Cuando la encía es gruesa significa también que tiene más fibras y las fibras son lo que dan estructura y rigidez a la encía. Si esta encía es muy gruesa se mantiene mejor adherida al hueso o a la raíz dental y por lo tanto es más difícil que se mueva. Sin embargo, pocos pacientes, normalmente hombres, tienen una encía tan gruesa como la de la imagen.

¿Existen otras causas, además de la falta de soporte óseo, que favorezcan la aparición de recesiones?

Pues otra vez SÍ, son lo que llamamos las causas predisponentes y son las que hacen que unos pacientes tengan más retracción que otros (que se les baje más la encía). Vamos a repasar cuáles son estas causas:

  1. El biotopo gingival:

Como ya hemos comentado que la encía del paciente sea genéticamente más o menos gruesa es relevante ya que las encías gruesas son más estables y las encías finas son más inestables. Cuanto más fina es una encía más tendencia tiene a reaccionar ante las agresiones.

Se considera una agresión cualquier acontecimiento traumático que sucede alrededor de la encía sea éste natural o infligido por el propio paciente. El cepillado, por ejemplo, es un tipo de agresión a la encía sobre todo si no se realiza adecuadamente.

  1. El cepillado dental:

Seguramente la principal causa de retracción gingival sea el cepillado agresivo. Cada año acuden a nuestra consulta muchos pacientes asustados porque la encía se ha movido y tienen miedo de perder los dientes. Generalmente la respuesta es “tranquilo, no vas a perder los dientes, el problema es que te cepillas demasiadas veces al día y/o demasiado fuerte” y por alguna razón debajo de estas retracciones no tienes hueso de soporte.

En estos casos repasamos con el paciente su historial para determinar por qué en esas localizaciones se ha perdido el soporte óseo. Las principales causas suelen ser un tratamiento ortodóntico realizado en el pasado, una malposición dental o biotopos muy finos. Normalmente, cuando estamos ante una de estas situaciones y ante un paciente que se cepilla mucho o agresivamente la encía, que recordemos que ya no tienen hueso de soporte en parte de su superficie, empezará a moverse. Alguno se preguntará, ¿es ese movimiento ilimitado? Pues NO, la encía podrá bajar tan abajo o subir tan arriba como la posición del hueso lo permita.

  1. Piercings en los labios:

La presencia de piercing en labio superior o inferior pueden provocar la retracción de la encía porque suponen un trauma constante en la encía. Una vez más, cuanto más fina sea la encía más posible será la retracción.

¿Qué tratamientos existen para tratar las recesiones gingivales?

Obviamente, si la causa de la retracción es la enfermedad periodontal, deberá realizarse tratamiento de esta patología, y, después, una vez estable el paciente, valorar si además queremos mejorar la estética de esas piezas que han quedado alargadas.

Cuando la causa de la retracción no es periodontal y se debe sobre todo a un cepillado agresivo, existen diferentes alternativas. Ya os adelanto que nuestra favorita, es enseñar al paciente a cepillarse adecuadamente.

Debemos tener en cuenta que la retracción gingival per se no es una enfermedad y por lo tanto no necesita tratamiento específico.

Es cierto que este tipo de lesiones puede provocar sensibilidad, en determinados pacientes puede aumentar el riesgo de caries y en todos los casos altera la estética gingival al crear asimetrías.

Sin embargo, esto no es necesariamente motivo de preocupación para el paciente que la mayoría de las veces lo que demanda es salud y medidas preventivas. Puesto que no es necesaria una cantidad mínima de encía para mantener la salud gingival nuestro enfoque suele ser preventivo, enseñando al paciente a usar bien sus cepillos, incidiendo sobre la técnica y la frecuencia y en ocasiones recetándole un cepillo eléctrico.

En aquellos casos en los que el paciente presente sensibilidad o necesidades estéticas el tratamiento de elección suele ser la realización de un injerto de encía que se suele coger del paladar del propio paciente y se coloca en la zona de la retracción.

Será, obviamente, el diagnóstico diferencial y la conversación con el paciente y sus necesidades lo que decidirá la dirección que debe tomar el caso. Sin embargo, al final de la vista lo más importante habrá sido, como siempre, que entienda bien las causas que le han conducido a tener ese problema y las herramientas para evitar que siga avanzando.

Conclusión

En conclusión, la retracción gingival puede suceder por diversos motivos; por causas naturales, por malposiciones dentales o por enfermedades periodontales. Cada uno de ellos tiene una solución.

Si te has sentido identificado con alguno de los aspectos mencionados en la entrada del blog, en nuestra Clínica Dental Giariber podemos ayudarte a aclarar dudas.